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marioojeda

Acerca de la obsesión

 

Es curioso. Durante años, muchos, la prioridad en mi vida fueron mis hijos. Después, la música. Ahora que ellos están viniéndose grandes (aunque siempre serán mis hijos y por tanto, de alguna manera siempre dependientes), casi podría decir que mi prioridad es la música, y mis hijos luego. Lo cual conlleva, necesariamente, un punto de disputa con mis parejas. Ya saben ustedes de esa necesidad tácita que tienen la mayoría de las mujeres de saber que ocupan un lugar importante en nuestra vida. ¡Pero lo ocupan! Lo cual no significa que uno deba andar diciéndoselo a  cada instante.

Porque, por otro lado, ¿acaso hay algo mas importante para una mujer que el saber que está compartiendo su vida con alguien que al menos, en éstos tiempos que corren mas aún, tiene mínimamente ciertas cosas claras?

Esto de permanecer haciendo cosas con la música tienen mucho de obsesión, que duda cabe. Esto es algo que le repito siempre a mi hija, quien insiste (aunque yo quiera desanimarla), en querer dedicarse a éste oficio tan ingrato y tan maravilloso a la vez.

Aspirar a vivir de la música, que era un viejo sueño adolescente mío, implica una gigantesca lucha cotidiana por mantenerse en el carro.

Y, la verdad, muchas veces uno se queda sin ganas. Lo disimula, obvio. Pero muchas veces estamos hasta los huevos. De todo, mire Ud.

Igual seguimos, lógico, ¿de qué íbamos a disfrazarnos a ésta altura? Eso sí, si algo también tengo claro es que no voy a dejar de hacer música. Quizás no sea famoso, quizás no pueda vivir de ella, quizás ni siquiera tenga conciertos ni toques por ahí, pero voy a seguir haciendo música. Caiga quien caiga y le pese a quién le pese.

Y analizando los modos en que la gente se relaciona hoy, especialmente hablando de los músicos, por ejemplo, es notable como algunos creen que por mantener activa una cuenta en “you tube” o en “Myspace”, tienen allanado el camino hacia el reconocimiento. ¡“Tengo un millón de amigos adheridos”!, me suelen decir. Yo los miro, sonrío, y pienso: ¡pura mierda, man! ¿A quién catzo le importa?

Los únicos “frekies” que se dedican a revisar y conectarse y engancharse a las diferentes cuentas de músicos en “Myspace” son otros músicos, es decir, el 5 % -o menos- de la población activa. Y que conste que escribí “activa” y no “pensante”, que no es lo mismo. Porque esos ya deben ser menos todavía.

El 99% de la gente, lo que realmente quiere es tener un trabajo con un sueldo digno para llegar hasta fin de mes, poder ahorrar para tomarse unos días de descanso 10 o 15 días al año, ir a ver fútbol cada tanto, tener un equipo de música mas o menos decente en su casa- eso, si le interesa la música-, poder mantener un coche no demasiado viejo que lo lleve adonde quiera ir, poder hacerse unas pastas o un asadito los fines de semana, y no mucho mas. Podría agregar ir al cine o a bailar, o ir al teatro cada tanto, pero éstos últimos ya son marcianos, directamente. Proporcionalmente hablando, ¿a quién le interesa el teatro? ¿O la pintura, o la escultura, por ejemplo? A cuatro gatos, no hay mas.

Porque la vocación artística no es para todos, ¿saben? Bueno, lo mismo con la ingeniería, la odontología, la medicina, o cualquier carrera tradicional. Pero para hacer arte, por seguir con el ejemplo, además de tener con qué, uno debe saber claramente desde el principio que es un camino largo y sinuoso. Y que suele no conducir a ninguna parte, excepto a la propia satisfacción personal. Pero vivir del arte, mi querido amigo, eso ya es otra cosa.

Suelo cruzarme cotidianamente con chicos jóvenes, de alrededor de 24, o 25 años quizás, que “parecen” estar decididos a hacer del arte su forma de vida. Eso, claro está, a día de hoy. Quizás en unos años los encuentre felices dando clases en alguna facultad, en alguna academia privada, empleados en un banco o en algún ayuntamiento. Y no es que esté mal: es una forma más que digna de ganarse la vida. Lo que digo, simplemente, es que quiénes elegimos, justamente, otro camino, nos merecemos el mismo respeto que aquellos que optaron hace tiempo por una carrera tradicional.

Porque en todos lados se cuecen habas. Porque el hábito no hace al monje, aunque parezca. Porque, ya para ir terminando, el que nace barrigón, es al ñudo que lo fajen, como decía José Hernández en el “Martín Fierro”.

Y porque ni uno mismo, ni nadie, debería pasarse la vida buscando excusas para justificarse por cada cosa que hace o deja de hacer, por mucho que a unos cuántos le moleste.

En eso estoy.

Hasta la próxima vez.

 

© Mario Ojeda, Granada, diciembre de 2008.

 

 

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