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marioojeda

Acerca de los espacios

Acerca de los espacios


Si mis amigos supieran cuán poco suelo tocar la guitarra... es curioso. No me quejo. Trato de analizar, simplemente, determinadas situaciones. Quiero decir, me fui de la casa de mis padres para tocar la guitarra. Han pasado 22 años ya, y sigo tratando de ganarme un espacio de tiempo para hacerlo. Generalmente, como Nebbia, estoy haciendo mil cosas a la vez, cosas que tienen que ver con la música, si, pero no necesariamente tocar la guitarra. Produciendo conciertos, grabaciones para otros artistas, programando actuaciones en las cuales alguna vez me incluyo... es parte del juego, claro.

Y la rueda gira. Lento, pero gira. Hace tiempo aprendí que uno debe hacer lo mejor que puede con lo que tiene. Aunque ese algo sea sólo una guitarra económica, uno tiene que subir al escenario y “matar”, como decimos en Argentina. Conmover, que al fin y al cabo es de lo que se trata. “Estamos acá para entretener”, como decía una vez John Hiatt, reputado cantautor norteamericano.

Y sigo viendo, normalmente, como la gente que está empezando suele buscar atajos mágicos, como si en verdad los hubiera. Días atrás, con motivo de la publicación de varios reportajes que me hicieron en los periódicos locales por un concierto en un teatro de acá, en Granada, algunos colegas cantautores se acercaron para saludarme y decirme “oye, tío, leí tu nota en el periódico. Muy bien. Tienes que pasarme el teléfono de esos periodistas, así me hacen alguna nota a mí también...” Se los di, claro, en el mismo momento. Sorprendidos, me preguntaban: “pero, ¿como, así nomás, me los das...” “Seguro, les dije, jamás negué a nadie un contacto, un teléfono... lo que tenes que entender, es que los reportajes no son causa, sino consecuencia. Quiero decir, estas notas salen ahora porque llevo dos años y medio haciendo cosas en Granada y en Madrid. Nadie te regala nada. Se trata simplemente de trabajar, de hacer cosas lentamente y sin pausa, sin esconderse detrás de excusas tontas. Ganar por prepotencia de trabajo, como decía Roberto Arlt. Trazar un plan, con metas cortas, y cumplirlo. Después, otro y otro más. Y así sucesivamente. Más tarde o más temprano, las cosas terminan cayendo por su propio peso. Y no quejarse inútilmente, man. Quiero decir, siempre hice música con los medios que tenía a mano...”

La tecnología debe estar, siempre, al servicio del hombre y no al revés. Decir, por ejemplo, “yo con ese equipo no puedo cantar... o con tal otro no puedo tocar la guitarra”, me suena, a esta altura, tan pueril e inconsistente como excusa, que ni siquiera me dan ganas de analizarlo. Uno hace lo que puede con lo que tiene, siempre.

Y en esa lucha vas dejando a veces, lo se, retazos de tu alma en el camino. Pero es que no hay otra. Se trata solamente de vivir, al fin y al cabo. De ponerle huevos y ganas a la vida. Se supone que haces esto porque es lo que elegiste, ¿no? Es como esos tipos que van a la universidad, para estudiar tal o cual carrera que, digamos, debería durar unos cincos años, y ya llevan ocho o mas haciéndolo, y uno dice: “pero, a ver, ¿no se supone que estás estudiando lo que realmente te gusta? ¿Cómo podes demorarte tanto en hacerlo? ... te mantienen tus padres, tienes una beca, solamente tenes que hacerlo, man... ¿por qué la abulia?” Sino, simplemente, dedícate a otra cosa. Hay un montón de tipos que realmente quisieran hacerlo, que querrían estudiar, y que por diversas razones no pueden, ... ¿por qué no le cedes ese espacio a ellos? Bueno, lo mismo ocurre con los músicos. Hay tantos tíos dando vueltas, ocupando un espacio... Espacio que, a veces, y con la mano en el corazón, deberían ceder sinceramente para otros. Porque, y esto me gustaría que quedase bien claro, ocupar un espacio que no te vas a preocupar por defender, es joderle la vida a los demás, así de simple. Y ya bastante tenemos que pelear con algunos genios e instituciones, gorilas y jerarcas, y enquistados y calienta sillas con el culo, y semidioses y  avarientos del poder, y periodistas ignorantes o directores artísticos sordos, e intelectuales incoherentes o mentirosos, o fascistas disfrazados de gente de izquierda, que los hay en todos lados y podría seguir con la lista, como para tener también que lidiar con tipos que, se supone, son artistas y deberían estar en la misma que vos. No se, debe ser la edad, supongo, que uno se vuelve medio quisquilloso. Como me decía un amigo periodista hace un tiempo: “Mi moto lleva conmigo 40 años. Esta viejita, pero me lleva a todos lados y no me jode. Así que, por norma, ¡no quiero junto a mí a ninguna mujer mas joven que mi moto!...”

Hasta la próxima vez.


Mario Ojeda, Granada, 28/2/2006

 

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