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marioojeda

¿A quien le importa?

¿A quien le importa?

La omnipresente sombre del éxito (o del fracaso), planea irremediablemente sobre todo aquel que se dedica al arte. Traducido esto, claro está, casi exclusivamente en terminos económicos. Dicho de otro modo, podes ser mas o menos famoso (odio esa palabra, pero la uso siempre: debe leerse conocido, popular, mediático, como quieran), pero siempre y cuando ganes dinero está bien. Es decir: dime cuanto tienes, te dire cuanto vales. No importa si lo que haces, lo haces bien, regular, excelente u horripilante. Lo importante es ganar dinero. Esa idea del éxito económico a cualquier costa. Es eso, básicamente, lo que se le ha inculcado a las nuevas generaciones. Donde pareciera que robar, o cobrar mucho po hacer casi nada –que al fin y al cabo es lo mismo-, ese sería el camino a seguir.

Y no es así. O al menos, tengo claro que no debería ser así. Las cosas no suceden porque si. Tampoco ocurren de un día para otros. A veces si, claro está. Al menos, para algunos. Pero son las excepciones que confirman la regla, no la generalidad. Y esto uno debe tenerlo claro desde un principio.

Lo mismo con el paso del tiempo. El tiempo pasa siempre, caiga quien caiga y le pese a quien le pese. Es decir, apostar todo a un posible éxito con el arte en general, no es, de movida, una inteligente elección de vida. No porque no pueda salirte bien. Puede que si. Pero normalmente no. Y cuando esto ocurre, es decir, si la cosa no sale como esperabas, de pronto te encontrás con 40 o 50 años, dando vueltas con la guitarrita (o los pinceles, o las gubias de tallar, es igual), dando vueltas sin saber que hacer.

No. Es mucho mas lógico buscarte un trabajo que te de comer, que te de tranquilidad, y seguir haciendo arte por el puro placer de hacerlo. Trabajar en serio, además. Estudiar, practicar, mejorar tu tecnica, y tratar de hacer (y mostrar), cosas que realmente valgan la pena porque, independientemente de que a la gente le agrade o no, hoy por hoy, quizás en unos años la cosa cambie, y empiecen a darle bola a las cosas que hacías. Aunque uno ya no este. Lo cual debe ser una putada –preguntenle a Van Gogh-, pero asi son las cosas: no siempre salen en tiempo y forma. Si uno insiste, salen seguro. Lo cual no significa, claro, que salgan cuando uno mas las necesita. O quizás no salgan nunca… ¡pero quien nos quitará lo bailado!, ¿no?

En realidad, lo realmente complicado en este oficio (y creo que en todos), es aprender a desprenderte de tus emociones. Es decir, aprender a no involucrarte. Hacer lo que tengas que hacer. Parece una obviedad, pero esa es la razón por la cual un medico cirujano, por ejemplo, no puede operar a un familiar: hay demasiada conexión, no puede operar con perspectiva, no lo haría profesionalemnte bien.

Con el arte en general, y con la negocio de la música en particular, ocurre exactemente eso. En primer lugar, una cosa es la música, por ejemplo, y otra muy distinta el negocio de la música. Parecen cosas parecidas, pero no lo son. Sigo sosteniendo que hoy es un excelente momento para hacer música: los medios que uno tiene al alcance de la mano son increíbles: buenos instrumentos asiáticos a un precio increíble, programas de grabación y producción musical prácticamente profesionales en un simple ordenador, equipos y sistemas de sonido acequibles, etc.

Claro, vivir de la música, hacer de este oficio una profesión, algo muy, muy distinto. En primer lugar, porque hay mas oferta que demanda. Es decir: hay demasiados músicos dando vueltas, ofreciendo su arte no ya al mejor postor, sino muchas veces por lo que le ofrezcan. Eso complica terriblemente todo. Hay muchas, muchísimas posibilidades de difusión, pero, paradójicamente, esta misma posibilidad lo que ahce es dispersar el asunto. Tomemos un ejemplo cualquiera: ya he dicho que a la radio no hay con que darle en cuánto a penetración masiva. Pues bien. Antes, en la epoca de las emisoras de amplitud modulada, había solo dos o tres radios. Te pasaban en algunas de ellas, y ya eras conocido. Hoy, por el contrario, hay cientos de emisoras FM. Entonces, excepto que tengas un montón de dinero para invertir en publicidad, y ser radiado en varias de ellas al mismo tiempo –y esto durante varios meses-, que te pasen en una o dos no cambia nada: sigues siendo anónimo.

Con internet ocure lo mismo. En el “google” está todo, siempre lo digo. Pero, claro está, ¡siempre que vayas a buscarlo! La información no sale del ordenador, tienes que encenderlo y buscarlo tú. Te queda la televisión pero, se sabe, lo que menos les interesa a los programadores televisivos es descubrir nuevos valores de la canción. Ni siquiera esos programas tipo “Nace una estrella”, o cualquier título pedorro de esos.No. A los tipos, lo que le sinteresa es llamar la atención, para tener audiencia y vender mas publicidad. Es decir: no importa si los aspirantes a estrella tiene más o menos talento. Mejor aún: si son unos freckies que cantan desafinado y pasan el día agarrándose de las mechas en las “academias” de esos concursos, eso va a garantizarles mayor audiencia, asi que apuntan por ahí.

Luego, a quienes se toman este oficio en serio, no les queda mas que tocar en bares, algunas veces en algún teatro, contratados por algún ayuntamiento, o dedicándose a dar clases para sobrevivir. Nada más lejos de una apertura de difusión importante. Insisto: no es que este mal, ni que esto sea el acabóse. Es la realidad, nada más, y hay que aprender a convivir con ello.

Quedan los carteles publicitarios, lo cual era si desde hace mucho tiempo. Sólo que ahora te multan por pegarlos en lugares no indicados, ¡y que hay cientos de miles de carteles por la calle! ¿Cómo vas a destacarte pegando carteles?

Bueno, la seguimos.

 

© Mario Ojeda, Granada, 19/9/2010

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