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marioojeda

Acerca de la emoción

Acerca de la emoción

 

Suelo tener mas ideas en la cabeza de las que puedo finalmente llevar a la práctica. Me faltan horas al día para hacer todo lo que quiero. Y además, y esto realmente suele ser bastante molesto para la gente que me rodea, a veces parezco parco o aburrido. Es la obsesión de hacer, simplemente.

Por esa razón admiro a tipos como Aute, por ejemplo, que además de hacer canciones, grabarlas y luego salir de gira a mostrarlas, pueden hacer otras cosas: pintar, hacer esculturas, escribir libros, o hasta filmar una película.

Sino, se vuelve una historia terriblemente monotemática y aburrida.

En el medio de todo esto, claro está, uno tiene que rebuscárselas para vivir porque, ya lo hemos escrito antes, la música en estos tiempos que corren no da para vivir. No a todos, en cualquier caso. Mucha página web, mucho foro de cantautores, mucho “myspace”, pero todo eso no te paga el alquiler ni te llena la heladera.

Y así y todo, el esfuerzo vale la pena. Es decir, quién esto escribe se siente mucho mas íntegro como persona que quince o veinte años atrás. Es bueno mirar al pasado y saber que uno ha recorrido un largo camino. Ni en el más remoto de los delirios de cualquier siesta chaqueña hubiera imaginado cuánto camino iba a recorrer.

Ya se sabe que, como canta Serrat, “los recuerdos suelen ser amargos, hijos como son del pasado…”. Pero es bueno también el confirmar que uno ha mantenido una cierta coherencia a través de los años. Que se podía entonces. Que se puede ahora. Que hay que tener sí una profunda convicción en todo lo que se hace. Pero se puede.

Y lo bueno de llegar a este punto, es que uno ya no espera reconocimiento en lo que hace. Sabe ciertamente lo que puede dar, de lo que es capaz de hacer.

Lo maravilloso de todo, además, es que el acercamiento a nuevas tecnologías no es capaz de suprimir la esencia. Es decir, sigo escribiendo mis canciones con una guitarra. Nada más que eso. Que me alcanza con un simple cuadernillo y un bolígrafo para escribir lo que quiero. Aún los proyectos mas ambiciosos o disparatados, suelo plantearlos primero en una hoja de papel. Apunto los pro y los contra. Analizo los riesgos, los costos de plantearme tal u cual proyecto. Y cuando lo tengo claro, suelo llevarlo a la práctica. Pero la semilla es la misma. El germen de todo, sigue siendo la canción.

Los viajes, una forma espléndida de conocer y conocerte más.

Que, en el fondo, todas las personas tienen más o menos los mismos gustos y apetencias. Y que una gran parte del juego consiste en saber apreciar y valorar las diferencias culturales, sin pretender que todo sea como a uno le gustaría.

Descreo y reniego absolutamente de esa gente que llega a otro país, por ejemplo, pretendiendo que todo sea como en el lugar de donde se viene. Es como pretender que un porteño sea igual a un cordobés o un salteño, pongamos por caso. ¿Cómo van a ser iguales? ¿Cómo van a pensar igual? ¿Por qué deberían hacerlo? Son ciudades distintas, climas distintos, geografías muy distintas y, sobre todo, apetencias bien distintas también.

El milagro para mi, el punto de unión, es la canción. Es decir, que una canción escrita por un francés, cantada en francés, pueda ser escuchada y disfrutada por cualquiera, sea cual sea el lugar donde viva. ¿O acaso no nos emocionamos escuchando “No me quittes pas”, de Jacques Brel, por ejemplo? La escuchemos en Londres, en París mismo, o en Resistencia, por caso, la emoción es la misma.

De eso se trata. De mantener viva la emoción. De disfrutar y de dejarnos embargar por ella. Si al fin y al cabo, como decía mi abuelo Guillermo, “de éste mundo llevarás, panza llena y nada más”.

Y por ahí andamos, dándole vueltas a la vida.

Hasta la próxima vez.

 

(C) Mario Ojeda, Granada, 15/8/2007

 

 

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