Blogia
marioojeda

Produciendo parte 5

Produciendo parte 5

 

Asi que las cosas son así nomás. Algunos no lo ven, ojo, del mismo modo que no todo el mundo tiene la suerte a los 16, 17 años, de tener claramente definido su futuro y saber mas o menos a que va a dedicarse en la vida.

Pero las cosas nunca ocurren porque sí. O, como decía el libre pensador Hugo Fernandez, chaqueño y amigo: “el sorete cae porque uno lo empuja haciendo fuerza, porque si fuera por la fuerza de la gravedad, ¡viviríamos todos cagados!...” Bueno, no es muy de salón que digamos, pero es verdad, al fin y al cabo.

Entonces, tenemos: canciones grabadas en un ordenador pedorro, en primera toma, sin correcciones, que se cuelgan a internet para su difusión, y que nadie escucha luego. ¡Porque esto es cierto tambien! Es decir: en el google está todo, si, ¡pero solo si uno entra a buscarlo! Los ordenadores –aún- no se encienden solos, no buscan cierta información por su propia cuenta, no eligen la música que uno va a escuchar, etc.etc. No. Responden a órdenes humanas. Es decir que, además de encenderlos, uno debe escribir en ellos lo que quiera buscar. Con la radio no ocurre eso, ¿ven?: se mete por su cuenta en todos lados. En el taxi, en el autobus, en la cocina del ama de casa, en las oficinas, en los supermercados, por la calle. Y esta es, ni más ni menos, la razón por la cual los espacios publicitarios radiales siguen costando dinero –y algunos espacios, mucho dinero- Entonces, para ser conocidos, un grupo musical debe invertir dinero en difusión radial. Ellos, o la compañía discográfica, o algún pariente con dinero, pero alguien tiene que invertir pasta. Pasó con Presley, pasó con Los Beatles (¿o acaso porque sino, aceptaron a Brian Epstein de mánager?). ¿O ustedes piensan que Shakira, o Juanes, o Luis Miguel, o Alejandro Sanz o cualquiera de ellos, suenan a todas horas por la radio? ¿Por qué les gusta mucho a los programadores radiales? No señor: porque pagan. Luego, los famosos “cuarenta principales” son, en realidad, “los cuarenta que mas pagan”. Y así, lamentablemente, la brecha entre los que juegan en primera división, y los que vienen empujando, cada vez se amplia mas.

Hay excepiones, claro está. A veces aparece algún producto que, aparentemente, o bien al menos, en un principio, se cuela por alguna extraña razón desde algún espacio impensado. Pasó por ejemplo, acá en españa, con Russian Red. La malagueña Lourdes Fernández, tal su nombre real, y a caballo de algunas canciones muy entradoras cantadas en ingles, sin contar con que la tía está buena, y metió uno o dos temas para sendas campañas publicitarios, de ropa o lo que sea, logró una cierta repercusión. Notas en revistas, varios reportajes, la santísima “Rolling Stone” y otras revistas que la nombran “revelación musical” del año…,  y no mucho mas. Es decir, si, la niña sigue girando, quizás –seguramente sea así-, vende discos en sus conciertos, ha hecho varias giras por el circuito español, quizás este sonando en Mexico o Argentina, no lo se –porque alguien puso dinero en ello-, pero… nada mas. Insisto: ser “indie” es ser ratón. Sos “indie” porque ninguna “major” te dio bola, no me vengas con cuentos. Y lo peor es que, como las discográficas cada vez van a peor, tienen menos dinero para invertir en publicidad. Entonces, insisto, la brecha entre los tipos conocidos o con 30 o 40 años de carrera –hablo de Serrat, de Aute, de Sabina, etc.-, a la hora de la verdad, son quienes se llevan el gato al agua.

Los otros, todos, juegan en segunda división. Quizás segunda preferencial, en algunos casos. El resto, en tercera. O tercera B, la mayoría. ¿Y? Y nada, que hay que seguir. Es decir, partamos de la base de que uno entra en este rollo porque le apetece, porque le gusta, porque necesita hacerlo. Aunque la mayoría de los grupos de adolescentes que se arman, muy en el fondo, lo que quieren es ser famosos y millonarios con la música, ser los próximos Beatles o Rolling Stones o quienes sean, la verdad es que eso solo puede ocurrir, excepcionalmente, en los Estados Unidos. ¿Por qué? Ya lo explique otras veces, pero no está de mas reiterarlo: porque son 300 milloones de habitantes, con poder adquisitivo, con un mismo idioma común, metidos en un aparato de consumo que los obliga, prácticamente, a consumir –pagando- lo que quieran tener, todo para mantener funcionando el “american way of life”. Y porque además, son muy inocentes. A ningún americano medio se le va a ocurrir, así porque sí, saltearse leyes que dicen “prohibido descargarse música por internet sin pagar”, por ejemplo. No. Los señores van y pagan sus descargas con “Pay Pay” o cualquier tarjeta de credito. Tengo un amiguete que trabaja en Canal Sur Andalucía, en Sevilla, Antonio Muñoz, quien además, conoce el negocio porque fue mánager de Carlos Cano. Hablábamos de esto con el hace unos días, y el mismo me lo confirmó. Como tiene una hermana viviendo en Los Angeles, cada tanto viaja a visitarla, y me decía: “mi hermana le regala a sus hijos 20 dólares por mes a cada uno, en un cupón de una tarjeta de credito, para que ellos mismos se armen sus discos, pagando un dólar por cada tema que descargan de internet… ¡andá decile eso a un latino! ¡Minga va a pagar por descargarse canciones, si las tiene gratis!...” Entonces, esta es la razón por la cual en USA aún se siguen vendiendo discos, incluso muchos grupos han aumentado sobre manera sus ediciones y ventas de vinilos, porque eso es lo que lleva ahora, ¿vieron? Los amplificadores de audio valvulares, de alta fidelidad, muy modernosos, eso sí, cromaditos, brillantes, pero son los mismos circuitos y válvulas que se usaban hace 30 o 40 años. Sólo que se las venden cambiada, pero es la misma historia.

Para decirlo en otras palabras: el rock, o la música popular en general, es ya parte del sistema de consumo. Ya ha sido adoptada por la inmensa mayoría. Ya se fabrican cosas “para”. Ya dejó de molestar a los padres. Y, como decía una vez Gene Simmons, el mítico bajista de los Kiss: “Si no molesta a tus padres, no es rock´n´roll…” Y no, man, ya no es. Ahora es otra cosa. Es como dijo Lennon cuando se separaron Los Beatles, hace ya cuarenta años: “El sueño acabó. Sólo que ahora tengo 30 años y el pelo un poco mas largo, pero eso es todo…”

Seguimos.

 

© Mario Ojeda, Granada, 27/7/2010

0 comentarios