Blogia
marioojeda

Concretando parte 1

Me decía una amiga, vía mail, días pasados: ¿Por qué te pones tan serio en las crónicas que escribes? Vos no sos así…” “¿Cómo que no soy así…”, le respondí. “Una cosa es que sea jodón, que me tome la vida en solfa, que me ría, que haga chistes o comentarios irónicos, que sea sarcástico muchas veces, pero ¡este es mi trabajo! Esto es lo que hago, lo que soy, en suma. No puedo no ser serio con esto…”

Viene esto a cuenta porque muchas veces no se entiende mi trabajo. Mi novia misma, por ejemplo, muchas veces se queja porque no me quedo a boludear en la cama antes de levantarme un domingo por la mañana. No. Pongo el despertador y me levanto, porque tengo cosas que hacer. Siempre tengo cosas que hacer. Por eso no me alcanza el tiempo para hacerlas. Y otros muchos, muchas veces tambien me preguntan: “¿Pero cómo haces para estar todo el tiempo haciendo cosas…? “Durmiendo poco”, les contesto. ¡Porque es la verdad! Ya tendre tiempo para dormir, más adelante. Ahora no. Ahora no puedo hacerlo.

Por eso me enferma cuando propongo proyectos y me dicen: “No, ahora no puedo. Estoy liado con muchas cosas: mis hijos, la casa, mi mujer…” ¡Y yo tambien, boludo! ¿Qué crees? ¿Qué vivo en una burbuja? Pero solamente dedicándole tiempo, y poniendole huevos al asunto, es cuando salen las cosas.

Esto me pasaba ya hace casi treinta años, allá por 1981, cuando empece a producir mis primeros conciertos. Nos reuníamos en casa del Pucho Galasso, y nos repartíamos la tarea: “Vos, Tino, ocupate de los carteles. Vos, Hugo, vas a encargarte de llevar gacetillas a las radios. Vos, Chili, vas a averiguar dos o tres presupuestos de sonido, a ver cuál podemos contratar. Yo me ocupo del lugar y si hay que alquilar sillas, a ver si puedo conseguirlas prestadas… Pasaba una semana, nueva reunión, y yo preguntaba. ¿Hiciste tal cosa? “No, no pude. Tuve que ir al dentista, aparte tuve una semana de mierda con mi novia, o me salió un callo, que para el caso era lo mismo. “Ok”, repondía. “Ya me ocupo yo…” Y a la semana siguiente estaba todo más o menos encajado. Obviamente, los disculpaba, eran mis amigos, y lo hacían básicamente por seguirme la corriente, por apoyarme, en suma, porque en el fondo, no era esto lo que realmente les interesaba hacer. ¡Pero si a mí! Y sigue siendo así, en cualquier caso.

Uno no puede tampoco pasarse la vida esperando que otros hagan las cosas por uno. Como le dije a mi hija Marianela hace unos días, charlando por telefono: “Vos tenes que buscarte un trabajo que te de comer, no estar pendiente de mi. Lo otro, si debe venir, vendrá despues…” No, me dijo, medio en joda, medio en serio, cuando vos seas famoso y millonario, me vas a mantener y yo voy a seguir haciendo lo mío… “Para nada”, le dije. “Primero, porque a esta altura es absolutamente improbable que yo sea famoso, y mucho menos millonario, salvo que gane la lotería. Y como no juego, va a ser muy difícil, realmente…”

De eso se trata. De ponerse metas cortas, realizables, y llevarlas a cabo. Esa es una primera y correcta forma de avanzar. Una vez cumplidas, proponerse nuevas metas, y así sucesivamente.

Queda claro, desde un principio, que quien esto escribe no tiene todas las respuestas. Ni siquieras algunas respuestas correctas. Tengo ideas, que luego traslado al papel. Y me expongo claro está. Como a las burlas. O a las críticas o elogios, de quien pueda leer esto, o le dedique un poco de atención. Pasa lo mismo con las canciones. Uno escribe una canción y se expone. Sea una simple canción para su madre, su novia o algún amigo, uno se está exponiendo. Sólo por eso debería tener valor. Porque, además, y esto es dolorosamente cierto, uno debe tener valor para hacerlo. No cualquiera, en suma. No cualquiera se atreve.

Y el asunto pasa tambien, esto quería decirlo, porque no preocuparse tanto por la vida de los demás, sino usar todas las energías posibles para hacer lo que uno tiene que hacer.

Pasa como ahora con Cristiano Ronaldo: “Que si el tío es gay, que si pagó a una madre de alquiler para tener un hijo, bla, bla…” Eso: bla, bla. Cada uno hace de su culo un pito –nunca mejor dicho en este caso, valga la aclaración- Dejenlo vivir su vida. ¿No es acaso un jugador de fútbol? Bueno, ¡dejenlo jugar! ¡Eso es lo que tiene que hacer! ¿A quien le importa o debería importarle lo que hace con su vida? –o su culo, por decir algo-

Con los músicos o aspirantes a serlo, ocurre más o menos lo mismo. Con el tiempo, cuando más o menos puedes tocar un instrumento, te das cuenta de que la gracia es tocar con gente. Que este viva, que sienta, que huela, que transpire, que sonría con vos cuando estás tocando. Así que decides formar un grupo. Pongamos algo simple. Un dúo acústico, a dos guitarras y dos voces, para tocar en bares. Escribes las canciones, te aprendes algunas versiones –porque el público tambien quiere escuchar canciones conocidas, que hasta Los Beatles lo hicieron la principio-, y luego decides salir a buscar bares para tocar, para empezar a mover el asunto. Y resulta que vas a un o, y el tipo te dice que si, que está bien, que vengas a tocar a su garito. Pero que el no tiene sonido, que tienes que traerlo vos. Cagamos. Así que a ahorrar otra vez, para comprar un pequeño equipo de sonido. Bueno, pasa el tiempo, lo tienes. Y al primer concierto consigues que un amigo te ayude a cargarlo hasta el lugar del show. Pero al segundo no, porque no puede, porque no tiene ganas, porque prefiere quedarse en casa de su novia viendo una película por TV. Entonces descubres que necesitas un medio de transporte. Un coche, bah. Porque así, además, puedes ampliar el rango de acción, y buscarte bares para tocar en pueblos vecinos. Así que a ahorrar otra vez. Y te compras el cochecito. Y luego no te pagan lo suficiente, y te das cuenta de que, con lo que cobras, apenas te alcanza para cuerdas y la gasolina que gastas.

Pero uno tiene ganas. Y sigue intentándolo. Y descubre que, para conseguir conciertos, debes tener una pequeña reseña de tu grupo, una carpeta con fotos, recortes de periódicos, de ser posible un disco on 4 o 5 temas. Así hay que grabarlos, ¡recórcholis! – y eso que ahora puedes grabar en la sala de ensayo, con un simple ordenador, que antes no se podía- Y tienes la grabación, y ya que estas, te enganchas, y piensas: “Bueno, tenemos 4 temas, grabemos 6 u 8 mas, y ya tenemos un disco, que podemos  vender en los conciertos…” Y sí, pero debes recurrir a una imprenta, para hacer unas tapitas, con algo de color, porque la gente tambien compra por lo que le entra por los ojos, asi que… ¡a recorrer imprentas pidiendo presupuestos!

Pero, claro, no te vas a conformar con vender 2 o 3 discos por show. No, mejor, busquemos una distribuidora. Y buscas, y la encuentras, y ahí te dicen: “De nada sirve que nosotros distribuyamos tus discos en las tiendas, sino tienen difusión radial, no los conoce nadie. Asi que sus discos, como nadie los juna, no se van a vender…” ¡Mierda! Y uno que creía que este era un sencillo asunto… Ahí es cuando empiezas a recorrer discográficas, buscando que alguna se interese en lo que haces, y te edite. Y a veces algunos lo consiguen –cada vez menos, en verdad, porque ya no se venden discos, y felizmente están todas fundidas- . Pero les editan el disco sin difusión, entonces, al cabo de unos meses, les devuelven el contrato, “¡porque no vendieron nada!...” Es lógico, piensa uno, ¡si no se enteró nadie! Y para esta altura, ya pasaron cuatro o cinco años, y estamos como al principio, o peor, porque estas mayor, y mas cansado, y tienes cada vez menos ganas de ir a tocar a un boliche cualquiera por dos mangos… Y es acá cuando la mayoría de los grupos se desbandan, porque, ¿para que seguir? ¡Porque es lo que querías hacer, boludo! ¡Que nadie te puso una pistola en la cabeza para que lo hagas! ¡Debes seguir haciendolo porque es lo que te gusta, lo que te mueve, porque es tu vida, en suma!

Pero no todos lo sienten así, que tambien es justo decirlo. Aunque esto ya sea motivo de otra crónica.

Hasta más ver.

 

© Mario Ojeda, Granada, 7/8/2010

0 comentarios